martes, 19 de febrero de 2013

Variedades de criminales II

  En una entrada anterior, mencioné que la clasificación de Turvey fue una adaptación de la clasificación de la clasificación de agresores sexuales creada por Robert R. Hazelwood (que fue agente del FBI de la Unidad de Ciencias del Comportamiento en Quantico, donde se sigue utilizando esta clasificación). 

  En la próxima publicación expondré esta clasificación ya que, previa a ella, se debe incluir al violador en otra categoría entre dos en función de la conducta del mismo:

  Conducta pseudo-generosa: Esta conducta suele intentar hacer ver a la víctima que el agresor se preocupa por ella, mientras trata de hacer que ella (la víctima) se implique en el acto sexual. El violador necesita a la víctima para realizar su fantasía de dominación.

  La conducta verbal será más parecida a la de un amante que a la de un agresor, tratando de tranquilizar a la víctima indicándole que no quiere hacerle daño y que no le pasará nada si coopera. No suele ser blasfemo y suelen hacer cumplidos y ser despectivos consigo mismo. Finalmente, suelen pedir perdón por lo que han hecho.

  Respecto a la conducta sexual, el violador suele hacer lo que la víctima se deja hacer. Esto puede deberse a una falta de confianza o a la necesidad de cumplir una fantasía de que la víctima es su pareja. Suele acariciar y pedir ser acariciado y suele pedir que le besen.

  Para acabar, la conducta física suele ser mínima. El agresor no apenas utiliza la violencia. Se suele valer más de amenazas o de intimidación con armas.

  Conducta egoísta: Este tipo es totalmente distinto al violador egoísta. Éste no trata de implicar a la víctima, más bien la usa como a un objeto. Es autocomplaciente y físicamente abusivo.

  Su conducta verbal será ofensiva, abusiva y amenazadora. Insultará a la víctima y tratará de degradarla con todo tipo de comentarios. Suelen obligar a la víctima a que describa lo que está haciendo y la mayoría de lo que digan serán ordenes hacia la víctima.

  La conducta sexual estará centrada en su deseo, haciendo lo que quiera en cada momento, sin tener en consideración a la víctima. Suelen ser proclives a arrastrar, pellizcar, retorcer o golpear partes del cuerpo, mientras que es poco probable (aunque no imposible si ello humilla a la víctima) que pida que le besen o le acaricien.

  Finalmente, la conducta física será moderada, excesiva o brutal, en función de la motivación del ataque o de la resistencia que oponga la víctima.


  Y con esto acabo la explicación de la conducta de los delincuentes sexuales. La próxima publicación será la segunda parte de esta clasificación, que es en función de la motivación.

  Muchas gracias.

Referencias bibliográficas:
Garrido, V. y Sobral, J. (2008). La investigación criminal. La psicología aplicada al descubrimiento, captura y condena de los criminales. Barcelona: Nabla Ediciones.

domingo, 17 de febrero de 2013

Capítulo 5. Caos (Emil)


“NUEVA VÍCTIMA DEL FETICHISTA” es el titular del periódico que tengo en la mano. Junto a él, aparece una foto del edificio rodeado por la policía donde han encontrado el cuerpo. No puedo dejar de temblar, desde que lo he leído. ¿Cómo ha podido pasar? Ya había acabado. No pienso salir de la cama. No puede pasar más.
- ¿Otra más?

Me tapo la cabeza. Si me quedo así no podrá pasar nada más. ¿Por qué ha pasado? Me dijeron que no pasaría más. Que ya estaba todo bien. Que podía ir a casa y tener una vida normal.

- ¿Quién te dijo eso?

En el hospital, me dijeron que estaba bien. Que ya no pasarían cosas malas. Me mintieron. No me contaron la verdad. Sólo querían ganar dinero.

- Todos te mienten.

¿Y ahora qué hago? Terminarán sabiéndolo. Tengo que hacer algo. Si me quedo aquí puede que no me encuentren. Si no salgo, pensarán que me he ido a otro sitio y puede que me busquen en otro sitio. O mejor, puedo irme. Irme muy lejos, allí donde no puedan seguirme. Solamente tengo que buscar algo en casa con lo que escapar. Además, seguro que ya saben que fui yo. Seguro que ahora mismo están viniendo hacia aquí, con todas las armas y las luces y las sirenas. Puede que ahora mismo estén subiendo. Tengo que cerrar el pestillo.

- Idiota. No sabes nada. Lee la noticia.

Es cierto. Quizás ponen si saben algo de mí. La reportera dice que la víctima tiene un aspecto como las anteriores. Que el cuerpo lo encontró un vecino. Que el detective no quiere decir nada. Que parece que no tienen ninguna pista…

- Bien. No tienes que hacer ninguna locura.

Pero no puedo más. Tengo que hacer algo para evitarlo. Si ha pasado otra vez, puede seguir pasando. Tengo que hacer algo. Tengo que hacer algo. Nunca tiene que volver a pasar. Es demasiado malo. Es muy malo. Tengo que hacer algo.

- No puedes hacer nada.

Puedo contarlo. Sí, puedo llamar. En el periódico viene el número de teléfono. O puedo llamar a la policía.

- No hagas eso. Sabes lo que te pasará.

Me da igual. Descuelgo el teléfono y marco el número de la policía.

- Servicio de emergencias del Cuerpo de Policía de Central City, ¿en qué puedo ayudarle? – Me dicen cuando descuelgan.

- Cuelga ahora mismo.

- ¡Cállate!

- ¿Disculpe? ¿Necesita ayuda? ¿Tiene algún problema?

- Hola. Soy Emil Mind, y soy el Fetichista.