sábado, 19 de enero de 2013

Capítulo 2. La consulta (Thomas)


            Son las ocho cuarenta y dos de la mañana cuando empieza a sonar el teléfono. Me incorporo de la cama y me tapo la cara para evitar la claridad que me molesta en los ojos. La luz del Sol entra por el gran ventanal que ocupa una de las paredes enteras del apartamento. Las vistas son impresionantes; abarcan todo el distrito financiero de Central City, con sus enormes rascacielos a las orillas del río Green. El teléfono sigue sonando.

            - ¿Quién será el que llama un Sábado a estas horas? – Me levanto de la cama y voy hasta la cocina, donde dejé el móvil la pasada noche cuando volví del despacho. El número en la pantalla aparece como oculto. De todas maneras descuelgo. - ¿Sí? ¿Quién es?

            - ¿Es usted el Dr. Thomas Starling? – La voz es grave y quien sea habla lenta y pausadamente.

            - Sí, soy yo. Pero, ¿con quién estoy hablando? – Posiblemente sea un nuevo cliente. Por desgracia, ahora mismo no tengo ningún hueco libre.

            - Soy el inspector Oliver Dusk, de la unidad de homicidios de la comisaría del distrito nueve. Me gustaría saber si podría venir para colaborar con nosotros en una investigación.

            - ¿Estoy acusado de algo? – Lo primero que pienso es que algún paciente me ha denunciado por algún motivo.

            - No tengo constancia de ninguna denuncia. Le hemos llamado a usted porque es el único psicólogo especializado en trastornos antisociales de la personalidad que hay en la ciudad.

            - Sí, bueno. Pero ya hace tiempo que no trato a ningún paciente de ese tipo. Ahora estoy centrado en trastornos del estado de ánimo. - Por un momento me planteo decir que no estoy interesado pero, por desgracia, la curiosidad y el morbo me dominan. - De todas maneras, tengo el día libre así que me pasaré para ayudaros en lo que pueda.

             - Muchas gracias Doctor Starling.

        - De nada. Hasta luego. – Cuando cuelgo comienzo a preguntarme qué será lo que quieren que vea. Me doy una ducha rápida, me visto con unos vaqueros y una camisa azul y cojo mi ordenador portátil. Cuando bajo a la calle intento parar varios taxis hasta que en el cuarto intento uno se para y consigo subirme.

            Tras indicarle el destino, en unos quince minutos llego a la comisaría. El edificio es un conjunto de estructuras cuadradas y rectangulares de cemento pintadas de blanco. La estructura central es un rectángulo con una puerta doble automática de cristal. Parece que ha sido construida hace poco tiempo. Aunque se ven personas y agentes entrando y saliendo, todo está tranquilo. Le pago al taxista y me dirijo hacia la entrada.

            «Espero no arrepentirme de esto» - Es lo último que pienso antes de entrar en la comisaría.

miércoles, 16 de enero de 2013

El origen del criminal

  Cuando leéis o escucháis alguna noticia sobre un crimen, muchas veces os haréis alguna de estas preguntas: ¿cómo ha podido hacer eso?, ¿qué le ha llevado a realizar el crimen?, ¿cómo alguien llega al punto de realizar ese tipo de conductas?. La criminología también se ha hecho esas preguntas en un intento de encontrar la respuesta.

  Para tratar de explicar eso, existen multitud de teorías y paradigmas que no parecen ponerse de acuerdo en el porqué alguien decide cometer un delito o crimen. Algunas defienden que se debe al libre albedrío; otras, que se debe a factores biológicos; también hay otras que destacan el papel de factores como la inteligencia o la personalidad; y la mayoría defienden que se debe a un cúmulo de factores sociales.

  Como podéis ver, existe un serio problema a la hora de abordar el origen de la criminalidad, ya que, los distintos paradigmas abordan distintos objetos de estudio. Por ejemplo, unas tienen como objeto de estudio la conducta de la ley y la justicia, y otras tienen la conducta delictiva. A su vez, también parten de puntos de partida totalmente diferentes; mientras que las teorías basadas en el libre albedrío defienden la libertad de la persona para elegir, aquellas teorías que explican la criminalidad como producto de un conjunto de factores pasados (sociales, biológicos,etc.) son deterministas.

  Existe un cierto consenso sobre la existencia de tres paradigmas en criminología, que son los siguientes:
  1. Paradigma del libre albedrío: atribuye a los seres humanos la capacidad para decidir acerca de delinquir o no, por lo que su objeto de estudio será el desarrollo de estrategias de disuasión con respecto a la delincuencia y la creación de castigos para aquellos que infrinjan las normas.
  2. Paradigma científico: defienden la existencia de factores sociales e individuales que se encuentran con la aparición de conductas delictivas, siendo su objeto de investigación el descubrimiento de los factores que originan esa conducta criminal. Actualmente, este es el paradigma más aceptado.
  3. Paradigma del conflicto social: se centra en el estudio de los mecanismos sociales que conducen a la especificación de un cierto número de conducta como delictivas. Su objeto de estudio es el modo en el que tendría que redefinirse (mediante reformas sociales, económicas, legales) la sociedad para hacer desaparecer la delincuencia.
  De este modo, se establecen tres paradigmas que, aunque estudian la criminología, lo hacen desde perspectivas diferentes y con objetivos diferentes. Cada uno de ellos establece unos factores diferentes como origen del crimen, por lo que cada persona puede elegir el que mejor se adecue a su forma de pensar.

  Y tú, ¿cuál crees que es el origen del criminal?

Referencias bibliográficas
Garrido, V. y Sobral, J. (2008). La investigación criminal. La psicología aplicada al descubrimiento, captura y condena de los criminales. Barcelona: Nabla Ediciones.
Garrido, V., Stangeland, P. y Redondo S. (2006). Principios de criminología. Valencia: Tirant Lo Blanch.